En este Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Masonería eleva su voz en defensa de uno de los pilares esenciales de toda sociedad libre: la verdad dicha sin temor.
Como hijos de la Luz, sabemos que solo en la búsqueda sincera del conocimiento y en el ejercicio libre del pensamiento puede florecer la justicia. La libertad de prensa no es solo el derecho de informar, sino el deber de cuestionar, de iluminar lo oculto, de sostener el espejo ante el poder.
Donde hay censura, nace la sombra; donde se silencia al periodista, se sofoca la conciencia colectiva. Por eso, desde el Templo y más allá de sus columnas, reafirmamos nuestro compromiso con quienes, con pluma o micrófono, hacen de su oficio un acto de servicio a la verdad y a la humanidad.
La prensa libre no es enemiga del orden; es su garante. Sin ella, no hay ciudadanía informada, no hay soberanía popular, no hay democracia posible.
Hoy, desde el silencio solemne de nuestros trabajos, rendimos homenaje a los periodistas que han pagado con su vida el precio de hablar con valor. Y recordamos que la Libertad, esa virtud que custodiamos, comienza con la palabra libre.